La constipación es uno de los síntomas más frecuentes en personas con enfermedades crónicas avanzadas. Es una consulta constante en la práctica paliativa que, en algunos casos, puede interferir con una adecuada calidad de vida. Conocer sus causas ayuda a prevenir su aparición.
¿Qué es la constipación?
A la hora de definir la constipación o estreñimiento no hay un consenso concreto: algunos autores la definen como evacuaciones intestinales poco frecuentes (menos de 3 veces a la semana), o también como la dificultad para la defecación, con materia fecal dura y difícil de eliminar.
Es un síntoma muy frecuente en personas con enfermedades crónicas, especialmente en etapas avanzadas. La prevalencia de la constipación es cercana al 60% en este grupo de pacientes, frecuencia que se eleva hasta el 85% si la persona recibe medicamentos opioides, como por ejemplo morfina.
¿Cuáles son las causas?
La constipación tiene múltiples orígenes: algunos de los más habituales son los efectos asociados al debilitamiento físico, algunos fármacos, la neoplasia y/o una enfermedad coexistente.
Como consecuencia de una enfermedad grave, muchas veces a nivel intestinal se observa una reducción en la ingesta de alimentos y líquidos, que en combinación con una menor actividad física, frecuentemente favorecen o agudizan el estreñimiento.
¿Cómo se presenta?
La constipación puede presentarse con náuseas, dolor abdominal o incontinencia urinaria. Cuando se combina con un rebosamiento puede simular una diarrea, situación que, de no ser considerada, puede generar una confusión diagnóstica simulando ser una diarrea, con el consiguiente abordaje contrario.
Como todo síntoma, puede manifestarse desde una forma leve sin mucho impacto en el día a día de la persona enferma hasta convertirse en un síntoma muy molesto, con considerable impacto en su calidad de vida.

¿Cómo es el tratamiento para constipación?
El tratamiento generalmente es una combinación de medidas no farmacológicas y farmacológicas.
Como frente a cualquier síntoma siempre conviene realizar una evaluación integral para establecer cuál es la causa, considerando los antecedentes personales, evaluando características de las deposiciones (frecuencia, consistencia y volumen), los síntomas abdominales, el examen físico y por último los síntomas asociados como náuseas, vómitos, retención urinaria, deterioro cognitivo y dolor.
En relación a las medidas no farmacológicas, una medida sencilla es una adecuada ingesta diaria de líquidos. Otra recomendación es el aporte de alimentos con predominio de fibra soluble, cuando también se suman distensión abdominal y cólicos u otros síntomas que generan malestar, como por ejemplo anorexia, náuseas, etc., estos alimentos pueden ser vegetales (zapallo, centro de zanahoria, berenjena sin piel y sin semillas) y frutas cocidas (manzana, pera, durazno), sin cáscara ni semillas . Se hace hincapié en la consulta nutricional que va a adecuar la alimentación a la sintomatología presente.
Dentro de las medidas farmacológicas se destaca el uso de laxantes, grupo de fármacos que a través de distintos mecanismos de acción provocan en el tubo digestivo el estímulo necesario para evacuar la materia fecal. En algunos casos, especialmente cuando no se alcanza una buena respuesta a los fármacos, se podrá indicar enemas evacuantes, incluso puede ser necesario la realización de una radiografía de abdomen con el fin de descartar o confirmar una obstrucción intestinal.
¿Cómo se puede prevenir?
Resulta fundamental anticiparse a este síntoma. Hay dos acciones que se recomiendan: el monitoreo y la educación del paciente y la familia.
Monitorear los factores de riesgo de constipación y/o deterioro en el patrón intestinal permite anticiparse a situaciones que provoquen constipación como por ejemplo la administración de opioides. Si se indica un medicamento que como efecto adverso genera constipación (ej. morfina) se recomienda empezar junto el opioide con un laxante, intentando evitar que aparezca el estreñimiento.
En relación a la educación del paciente y la familia, se sugiere siempre explicar qué es la constipación y pautas de alarma para informar al equipo tratante si sucede. Es muy importante mantener momentos de privacidad para el paciente y el uso de dispositivos facilitadores en el hogar; fomentar los cambios de estilo de vida como incrementar la hidratación, el consumo de frutas y verduras y la movilidad siempre que la capacidad física del paciente lo permita.
Finalmente, resulta fundamental la evaluación multidimensional de cada paciente, recomendando en cada caso un plan alimentario individualizado ajustado a la situación clínica, pronóstico, gustos y hábitos de la persona, para esto es importante consultar con nutricionista.
Artículo redactado por la Comisión de Nutrición de la AAMyCP.