En el marco del Día Mundial de Hospicios y Cuidados Paliativos, la Comisión de Nutrición de la Asociación confeccionó el presente texto:
Hablemos de Distress alimentario en cuidados paliativos
Para entender el concepto de distress alimentario, es necesario reflexionar sobre la complejidad del
acto alimentario, y su influencia sobre la calidad de vida en las enfermedades amenazantes para la vida.
Según Patricia Aguirre podríamos decir que el comer no es un evento exclusivamente humano, pero
la forma en que lo hacemos si lo es. Durante el acto de comer se ponen en juego acciones como
seleccionar los alimentos, crear, combinar, lavar, picar, cortar, mezclar, cocer, servir, compartir y
transmitir. Y ese comer comida en comensalidad configura nuestra singularidad porque une
indisolublemente aspectos biológicos y sociales. (1)
El “comer” no es solo ingerir nutrientes y energía para mantener la vida, sino también es un proceso
complejo que trasciende al comensal, lo sitúa en un tiempo, en una geografía y en una historia, con
otros; compartiendo, transformando y transmitiendo (real o simbólicamente) aquello que llama comida y
los porqués que lo hacen comerla.
Las personas que padecen una enfermedad amenazante para la vida se encuentran con la
alimentación afectada no sólo por síntomas digestivos no controlados, como náuseas, vómitos,
constipación, dificultad en la deglución, etc., sino también por el “simbolismo” que se genera alrededor
del acto de comer.
Sumado a que aparecen fenómenos como ausencia del placer por comer (ya sea por el tratamiento,
depresión, etc.), la pérdida de la comensalidad por ejemplo, al no poder sentarse a la mesa familiar o
compartir un evento social, deterioro de la imagen corporal, intentos fallidos de reversión de pérdida de
peso. A este conjunto de factores es a lo que llamamos distress alimentario.
El deterioro del estado nutricional es una complicación frecuente vinculada a la evolución de la propia
enfermedad que requiere atención especial y que implican desafíos importantes para el equipo tratante,
el cuidador y la familia.
El no poder comer, o hacerlo de una manera diferente, podría inducir a percibir la enfermedad de una
manera más intensa, a creer que ésta empeora o que simplemente no hay mejoría. Además, provoca
una gran ansiedad en el paciente y en sus familiares, ya que muchas veces estos últimos asocian el
rechazo del alimento por parte del paciente con la falta de colaboración por mejorar. Esta situación suele
generar un ambiente de angustia, sensación de culpa y frustración para ambas partes, impactando
negativamente en la calidad de vida del paciente. Las cuestiones vinculadas a la alimentación y los
cambios en la imagen corporal, son una fuente de preocupación y sufrimiento para los pacientes y sus
familias.
En Cuidados Paliativos el objetivo será dar prioridad a todo el contexto emocional, gustativo y social
del acto de comer.
El nutricionista acompañará a las familias proporcionando un asesoramiento idóneo en relación a la
adecuación de la alimentación en cada etapa, explicando cómo puede verse afectada conforme
evoluciona la enfermedad y según los síntomas que el paciente presente. La orientación anticipada
permite reducir angustias e incertidumbre y otorgar a la familia herramientas para afrontar la progresión
de la enfermedad, fortaleciendo sus capacidades y confianza para impulsar cambios positivos dentro de
la realidad que el paciente vive.
El abordaje de estas situaciones debe hacerse de manera interdisciplinaria, integrada y colaborativa
entre el equipo tratante (medico, psicólogo, nutricionista, trabajadores sociales, enfermeros, etc), en la
cual el paciente y su familia son el centro de la atención. Los nutricionistas acompañamos desde la
primera consulta, mediante herramientas de comunicación eficaces, que permitan reconocer el
significado que le dan vinculo comida-enfermedad-muerte.
Pudiendo realizar intervenciones como:
· Modificación de consistencia de los alimentos (para facilitar su masticación/deglución/digestión)
· Modificar cantidad y frecuencia de la ingesta.
· Promover la compañía a la hora de comer.
· Adaptar aquellas comidas de preferencias, según la vía de acceso alimentario.
· Evitar “el obligar a comer”, sino más bien comer cuando el paciente desee.
· Que el momento de comer, sea tranquilo y sin distracciones.
· Evitar dietas de moda o restrictivas, ya que pueden generar más angustia.
· En caso de ser necesario, utilizar suplementos nutricionales orales.
· Conversar sobre vías de acceso alimentario (oral, enteral, parenteral), a fin de registrar
decisiones anticipadas ante la evolución de la enfermedad.
Comprender que una familia informada y empoderada de esta situación, mejorará la calidad de vida
del paciente y su familia, disminuyendo la angustia asociada a los cambios en la ingesta y preparará las
condiciones para minimizar el disconfort asociado a la alimentación. (3)
Lic. Sol Cabello- Lic. Daniela Distel- Lic. Agustina Senese..
Comisión Nutrición de la AAMyCP
Bibliografía
1. Aguirre, P. K. (2010). COMER: Una palabra con múltiples sentidos. Buenos Aires: Libros del Zorzal.
2. Ginetta Kelly Dantas Amorim, G. S. (2021). Nutricionistas y cuidados paliativos al final de la vida:. Revista Bioética vol.29 no.3 Brasília .
3. Baz, E. C., Zamora, N. C., Busquets, R. B., & Navarro, J. T. (2002). Dimensión sociocultural de la alimentación en Cuidados Paliativos. Medicina paliativa, 9(3), 139-142.
4. Cespedes, P. (11 de Septiembre de 2024). Obtenido de https://medicina.uc.cl/publicacion/cuando-alimentarse-es-un-problema-manejo-de-la-alimentacion-en-pacientes-en-cuidados-paliativos/